martes, septiembre 17, 2013

Gestionando la aleatoriedad del mercado



La historia reciente nos ha mostrado los efectos de la aleatoriedad de los mercados, así como que los inversores no son puramente racionales, que las correlaciones son inestables sobre todo en periodos de agitación, que hay una asimetría en los rendimientos de los activos otorgando una mayor probabilidad a grandes movimientos bajistas frente a los alcistas, o que los cambios en los precios no presentan una distribución normal, minusvalorando los riesgos de cola.

Estos riesgos de cola, o eventos extremos, los provoca la propia aleatoriedad del mercado, y para gestionarla, debemos tener la consciencia de su existencia y comprensión. La aleatoriedad se fundamenta en tres factores: es naturalmente sorpresivo, el resultado es casual e impredecible, y tiene un valor impactante. Tendemos a actuar como si no existiera, pero está ahí, de forma natural e intrínseca en la gestión de inversiones.

Debido a estos hechos, para alcanzar nuestros objetivos financieros debemos preguntarnos… “si las cosas se ponen muy mal, ¿cómo de mal pueden llegar a ir?”

Esto es difícil de estimar en los modelos más utilizados que se fundamentan en evaluar la peor pérdida esperada para un horizonte temporal, y un nivel de confianza determinados “en condiciones normales de mercado”, porque los mercados tienden a no comportarse de forma normal por su propia naturaleza aleatoria.

Por lo anterior, los datos históricos aportan cada vez menos protección calculando probabilidades de “shocks” agudos, y su magnitud. Para mejorar estos cálculos, se empieza a utilizar la teoría de valores extremos, una rama de la estadística, muy utilizada en ingeniería y otras disciplinas, que trata de evaluar la probabilidad de eventos que son más extremos que cualquier observado anteriormente. Pero esto es complejo de llevar a la práctica en nuestro día a día.

Prepararse para lo impredecible y aleatorio es difícil, pero debemos actuar en aras de preservar el patrimonio de estos eventos, minimizando su impacto.

Si lo hacemos a partir de un notable incremento de activos monetarios, podríamos definirlo como una seguridad cara, con retornos mínimos, que descontando la inflación, al cabo de los años nos reduce el valor de nuestro patrimonio en un largo ciclo de tipos de interés reducidos.

Y preservar el valor de un patrimonio, es mantenerlo también a salvo de las pérdidas impuestas por la actual represión financiera…“Nada ocurre sin riesgo, pero sin riesgo no ocurre nada”.

Podemos generar carteras con mínima varianza o añadir una asignación constante de coberturas con derivados, pero podemos gestionarla mejor con enfoques de gestión activa de carteras multi-activos, balanceando las ponderaciones de dichas clases con respecto al nivel de riesgo que aporta cada uno, frente al clásico reparto de porcentaje de efectivo entre éstas.

Adicionalmente, podemos complementar las carteras con la extensa y creciente oferta de productos “alternativos” que permiten gestionar mejor la aleatoriedad y te posibilitan reducir posibles daños de eventos extremos.

Hay que rendirse al uso de los fondos market neutral y long-short, y en general de las estrategias venidas del mundo de los hedge funds que mantengan un foco en la gestión del riesgo, gracias al uso de estrategias dinámicas de protección ante pérdidas y el uso de sofisticados sistemas de gestión carentes de emociones, que sistemáticamente toman en consideración la posibilidad de la ocurrencia de eventos aleatorios.

Artículo también publicado en la web de Funds People
http://www.fundspeople.com/gente/rafael-romero-157/blog/gestionando-la-aleatoriedad-del-mercado-32227

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