miércoles, noviembre 08, 2017

Nace mi nuevo blog rafaelromero.me


En febrero de 2006 comencé a escribir este blog con un artículo titulado "Hedge Funds, riesgo latente" que unas semanas antes me había publicado el diario Expansión en la edición de papel. 

Este artículo invitaba a reflexionar sobre el grado de riesgo que estaban tomando los mercados por la operativa de los Hedge Funds buscando rentabilidad, en un momento donde existía un aumento del apalancamiento financiero, una elevada concentración de estrategias correlacionadas y una creciente exposición a instrumentos menos líquidos, en mercados emergentes, mateerias primas o en productos estandarizados de derivados sobre créditos corporativos.

Planteaba la similitud de un posible colapso del sistema recordando la crisis iniciada por otro famoso hedge fund en 1994 y que derivó en una profunda crisis en los mercados de renta fija. Hoy ya sabemos que en los meses posteriores a mi primer artículo en este blog, se inició una crisis inmobiliaria en Estados Unidos que fue contagiando al resto de mercados generando la gran crisis financiera del 2007 y 2008, precisamente por la mayoría de los detalles comentados en el artículo.

Con el tiempo pensé, qué bueno que lo dejé escrito. Ya no me acordaría que mi mirada del mundo era correcta y no me dejé llevar por la euforia del momento gestionando. 

Este blog, que cuando nació solo pretendía dejar un histórico de pensamientos y opiniones para escribir algún libro sobre la gestión de talento (de hecho hay muchos artículos sobre estos temas), derivó después hacia multitud de artículos variados, pero lo importante es que me enseño que es muy útil para recordar, para revisar, para reflexionar, para aprender...

Once años después,  con casi 200.000 visitas lo dejaré de actualizar, porque evoluciono a un nuevo blog con mi propio dominio https://rafaelromero.me/ donde he llevado todos los artículos actuales y donde seguiré intentando aportar, tal como intento hacerlo diariamente en twitter y en Linkedin. Así mismo en slideshare comparto muchas de mis presentaciones.

El futuro laboral parece invitar a evolucionar, a no ser una marca blanca, a construir una marca personal con prestigio profesional y personal, ayudando humildemente con mis pensamientos. 

Te invito a acompañarme en este viaje en el que estoy embarcado. 

Este es el enlace al nuevo blog 

Muchas gracias a todos.

Rafael Romero
rafaelromero.me


domingo, octubre 08, 2017

Carteras globales y diversificadas



Un mes mas, acertamos con nuestra visión estratégica de fondo, en torno a una buena evolución de la economía a nivel global, con un apoyo que seguirá persistiendo de las políticas monetarias y con una ausencia de presiones inflacionistas. Esto se refleja, de nuevo, en un muy buen comportamiento en las bolsas este pasado mes, especialmente en Europa, tal como esperábamos, aunque es cierto que nuestro Ibex, prácticamente ha terminado el mes plano, sin acompañar al resto de Europa que ha marcado subidas superiores al 5%.
La mayor percepción de riesgo en torno a la situación en Cataluña probablemente ha desteñido el brillante comportamiento de nuestra bolsa de los trimestres anteriores, que venía ligado, como no puede ser de otra manera, a los buenos datos económicos y favorables expectativas futuras. La situación pudiera implicar un mayor riesgo a las empresas más expuestas y una salida de inversores de España, frenando el impulso económico actual.

En todo caso, no conviene olvidar que las empresas del Ibex actualmente están alcanzando un récord de facturación en el extranjero. De hecho cerca de la mitad de las 35 componentes del selectivo, obtuvieron más del 70% de sus ventas fuera de España, y muchas con niveles superiores al 90%.
El Ibex no representa a España, representa a las empresas que tienen su sede en España. Igualmente, las empresas radicadas en Cataluña, no tienen su negocio mayoritario allí, y siempre podrían trasladar su sede. En todo caso, la enorme dificultad del momento solo nos puede hacer volver a recomendar una revisión de la estrategia de inversión hacia nuestra preferencia de carteras globales y bien diversificadas en clases de activos.
Este mes las medidas que esperábamos no especialmente revolucionarias de Trump se han avanzado,  facilitando que continúen las bolsas en EEUU con tono positivo incluso en máximos históricos, y ayudando a que el euro deje de fortalecer su cambio frente al dólar. Esta situación seguirá manteniéndose si persisten los crecimientos de los beneficios, por lo que no conviene pensar que al estar en máximos no hay más recorrido.
Por otro lado, también esperábamos que la política monetaria actualmente expansiva vaya tomando un ritmo tranquilo de salida, y así lo expresó este pasado mes la Reserva Federal de los Estados Unidos, con una agenda clara de reducción de su balance, pero tan despacito que podrían pasar más de cinco años para reducir el saldo acumulado de deuda.
Por ello, los mercados están tranquilos con respecto a esta incertidumbre, lo que no implica que pudiera modificarse en los próximos meses en función de los datos macroeconómicos y de confianza.  Y en Europa más de lo mismo. La subida de tipos irá con tanta lentitud como la economía necesite, máxime con la gran revalorización que ha tenido el euro de un 14% frente al dólar, que tiene un efecto que reduce la competitividad de los productos europeos en el comercio global, y esto tiene un efecto similar a una subida de tipos de interés.
Seguimos tranquilos con la inflación tanto en EEUU como en Europa, y persistimos en nuestra tesis que hay un trasfondo de fuerzas deflacionistas ligadas a la globalización, el  comercio electrónico, la digitalización de procesos, la robotización de la industria y servicios, la inteligencia artificial, las alternativas energéticas al petróleo,  el aumento de la longevidad, etc. que influyen en crecimientos sin tensiones en los precios y una mayor acumulación de ahorro, que están facilitando una nueva normalidad de crecimientos menos intensos acompañados de reducida inflación, y por tanto de tipos de interés bajos.
Por otro lado, empezamos ya a olvidarnos de las disputas de Corea del Norte y Trump. La racionalidad volvió y tras presionar China a ambos, es un asunto que ha quedado aparcado, aunque no olvidado. Las elecciones en Alemania volvieron a favorecer a Merkel, y parece ir engranándose una fase de mayor compromiso por reformar la Unión Europea.
Tanto el Brexit, como la entrada de la ultraderecha en el parlamento alemán y el creciente populismo en toda Europa,  obliga a entenderse, y tanto Francia como Alemania con los países periféricos, están retomando el debate sobre el futuro de Europa tras la salida de Reino Unido, probablemente hacia una mayor cohesión y estabilidad.
Salvo la situación en Cataluña, que nos previene ante posibles episodios de inestabilidad futura, mantenemos  nuestra convicción de observar un escenario global favorable para mantener activos de riesgo, tanto de bolsa como de renta fija. Llevamos ya varios años oyendo a los gurús que advierten de una aparente complacencia con respecto a los riesgos actuales, pero esta supuesta nueva normalidad, y la acumulación de liquidez en las carteras, que sigue siendo muy importante, no propicia graves episodios en los mercados con los hechos conocidos.
Por ello, a priori percibimos actitudes  de miopía con respecto a las oportunidades, que se han producido de forma notable y que siguen ahí, aunque de menor potencial. Gestionar implica valorar riesgos y oportunidades, de forma racional. Aunque el riesgo bajista en los mercados evidentemente va creciendo a medida que los precios siguen subiendo, no parece el momento de apearse si se gestiona una cartera de forma global y muy diversificada.
 Sin duda los mercados bursátiles, y de renta fija, pueden ser vulnerables a cualquier noticia que pudiera desestabilizar la actual situación. Por tanto, apostamos a ser más selectivos, a distribuir mejor los sesgos de las carteras, a mantener posiciones más diversificadas por posible incremento de riesgos geopolíticos e ir posicionando las carteras de renta fija hacia una menor duración, pero la búsqueda de rentabilidad frente a las pérdidas seguras en posiciones refugio, seguirán impulsando una dinámica positiva en los mercados globales.
Este artículo fue previamente publicado en el blog corporativo donde trabaja Rafael Romero http://blog.unicorppatrimonio.es/2017/10/05/7168/
Fuente Ilustración http://winmeacareer.com/successes/

jueves, septiembre 07, 2017

Mucho ruido de fondo en los mercados


Terminamos el verano con creciente incertidumbre, con mucho ruido de fondo que condiciona la definición de estrategias (situación de Corea del Norte, Trump, los posibles movimientos de menor apoyo de los bancos centrales,  la fuerte revalorización del euro, etc.). Tomar decisiones en entornos de incertidumbre suele llevar a errar en la decisión si minusvaloras o sobrevaloras los riesgos y oportunidades, o simplemente te atenaza la situación y te quedas a la espera.
Si la inversión de tu patrimonio tiene un objetivo de larzo plazo, solo una visión más estratégica puede ayudarte a descartar el ruido y quedarte con la esencia, y la realidad es que se mantiene una positiva evolución de la economía global que debiera de implicar la normalización de las políticas monetarias más pronto que tarde, pero seguimos con ausencia de presiones inflacionistas generalizadas. Muchos factores están detrás. De ellos hemos hablado mucho en otros informes, como la globalización, demografía, robótica, comercio electrónico, etc. que aumentan las apuestas a mantener las tasas bajas durante periodos cada vez más largos.
Crecimiento económico con tipos de interés bajos, implica para las empresas la oportunidad de mantener y hacer crecer sus beneficios empresariales durante los próximos trimestres, y para los inversores su necesidad de afrontar cierta inversión en activos de riesgo, tanto de renta fija como de renta variable.
En Europa, el actual goteo a la baja de las bolsas ya parecen haber descontado un peor escenario para las compañías más exportadoras (por la evolución del euro que le resta competitividad exterior), así como del sector financiero en el retraso de una subida de tipos de interés, pero no parecen tener en cuenta que los riesgos políticos se han reducido, que el crecimiento es sostenible, que la expansión económica está favoreciendo a la mayoría de los países, y sobre todo que  los buenos datos de demanda interna pudiera compensar la posible desaceleración de las exportaciones.
Aunque el euro se ha revalorizado casi un 15% este año, debemos considerar que esta apreciación no afecta a las empresas que orientan más sus ventas a su país y al resto de socios europeos. Por otro lado, los estudios de otras tendencias alcistas del euro parecen mostrar que las ventas y beneficio de las compañías europeas tienen mucha más correlación con el ciclo económico que la evolución de la divisa. Además, se compensan con unos menores costes de la energía (el petróleo se paga en dólares) y menor presión inflacionista, que llevará por tanto a meno presión en los costes salariales y financieros.
En EEUU, los inversores siguen esperando las promesas de Trump de elevar el crecimiento y crear millones de puestos de trabajo, con una administración que parece incapaz de sacar adelante ninguna reforma económica. Muchos analistas comienzan a pensar más en una etapa continuista, que dada la debilidad que acumula su divisa, pudiera facilitar que la economía estadounidense se mantenga positivamente.
Es probable que alguna medida de recorte de algunos impuestos y aumento de algunos gastos pudiera implementarse, pero Trump no hará nada especialmente revolucionario. La realidad es que sus bolsas aunque han tenido un buen año, para un inversor europeo le ha llevado a pérdidas (salvo que haya invertido en el sector tecnológico), y ahora las valoraciones son altas, lo que aconsejaría ser prudente.
Así mismo, la opción de invertir en deuda pública a corto plazo no interesa salvo que sea el miedo a un desenlace bélico (que vemos con probabilidad muy pequeña) el factor determinante de la decisión, dada la rentabilidad negativa que ofrece. La posición de liquidez pudiera mantenerse temporalmente como un activo estabilizador de la volatilidad y a la espera de oportunidades, pero dado que hay ya inflación positiva, no parece una actitud muy responsable si la mantienes mucho tiempo, ya que tienes la certeza absoluta de que tu patrimonio “real” irá reduciéndose (por el efecto de la inflación e impuestos).
Sin duda, la situación de apoyo constante de los bancos centrales no va a durar eternamente. Pero el ritmo y profundidad de los cambios en la política actualmente expansiva, sí que puede ser distante de los que muchos piensan. De hecho hay voces discrepantes incluso en el seno de estos bancos sobre la línea de actuación a seguir. Demorar en exceso las medidas implica menor capacidad de respuesta futuras, pero cuando las cosas van bien como ahora,  surgen las dudas de qué puede pasar si quitas la asistencia. Esto hará ralentizar el proceso, tanto en EEUU como en Europa.
  • Con el actual escenario parece sensato considerar un posicionamiento algo más conservador en las carterascon un aumento del posicionamiento en renta fija (por reducción de inflación y menores expectativas de decisiones de Bancos Centrales) y cierta infraponderación a los índices bursátiles.
La posición de renta fija debiera de estar inclinada a los bonos de crédito, aunque tiene un limitado potencial de estrechamiento de los diferenciales, pero los ingresos que generan son interesantes frente a la seguridad de los gobiernos, y además en la fase actual de la economía, las tasas de incumplimiento seguirán siendo muy bajas.
Creemos que mayoritariamente habría que estar en bonos de calificación de grado de inversión, pero también asumir algo de inversión en bonos subordinados, preferentes, activos titulizados, high yield, emergentes e incrementar el peso de fondos de renta fija con gestión de valor relativo, así como gestión alternativa, para mejorar la diversificación de estilos y alcanzar rendimientos más estables.
Por otro lado, una infraponderación a los índices bursátiles no significa abandonar la bolsa, sino acudir a productos que exhiban una menor correlación a éstos, por tener una gestión más activa,  seleccionando  los valores por su valoración relativa, y añadiendo temáticas con visualización clara de sus perspectivas positivas a medio plazo.
Bajo ese prisma, las bolsas americanas tienen mayor potencial de caída al encontrarse cerca de máximos frente a las europeas, que ya han corregido. La debilidad del dólar pudiera ayudar a las compañías americanas más globales, frente a las pequeñas que buscaban el impulso de las medidas de Trump, pero en sentido contrario, en Europa el euro pudiera ayudar a las compañías más centradas en el mercado interno frente al sector exterior.
Por otro lado, las bolsas en mercados emergentes pudieran seguir comportándose mejor que en los países desarrollados por las claras evidencias de un sostenido crecimiento de su demanda interna y las grandes oportunidades que se están generando actualmente, especialmente en Asia.
El riesgo de ruptura de los actuales equilibrios geopolíticos en Asia, Europa y EEUU se están ampliando, y este pudiera ser el principal factor desestabilizador para los próximos meses, por lo que hay que centrarse más en los valores y sectores con mayor potencial y mejor sesgo rentabilidad/riesgo, así como una mayor diversificación en la construcción de las carteras.
No obstante, el ruido de fondo no debiera impedir oír la buena evolución de la economía a nivel global, y los buenos resultados empresariales de las corporaciones que están adaptándose al nuevo entornogeopolítico, económico, sociológico, tecnológico y demográfico actual. Saber quién ganará y quien perderá en este “juego” cada vez más competitivo es lo más difícil.
En bolsas ahora hay que elegir las empresas que se quedan el negocio de su sector, las más talentosas, no las empresas más grandes que ponderan más en los índices. Se necesita un esfuerzo mayor en el análisis estratégico y una verdadera gestión activa (salirse de la normalidad del mercado).
Los tipos de interés seguirán muy bajos durante mucho tiempo y la liquidez es inmensa. Salvo shocks extremos no esperados, los mercados seguirán generando claras oportunidades de inversión, aunque con un menor potencial de retorno, pero ¿quién dijo que esto fuera fácil?

viernes, agosto 11, 2017

La geopolítica, la razón y la emoción en la inversión

Hace quince años se otorgó un Premio Nobel de Economía a dos “psicólogos” desarrollándose las finanzas conductuales, que incorporan conceptos propios de la psicología para describir cómo los agentes tomamos las decisiones de inversión (siempre en momentos de incertidumbre), y contrasta con el paradigma tradicional basado en la racionalidad, que define el mercado teóricamente como eficiente,  y por tanto que los precios de los activos siempre reflejan toda la información disponible.
Al día de hoy muchos de los que invertimos profesionalmente, sabemos que la formación de los precios en los mercados se generan por factores racionales, pero a menudo con una fuerte influencia emocional, ya que no toda la información es conocida por todos, ni a la misma velocidad (aunque se haya avanzado notablemente en esto) y que sin duda las emociones suelen ser los impulsores de las burbujas y fuertes recortes de los precios.
De alguna manera, los mercados suelen ponderar en mayor o menor medida la razón y la emoción, según el momento. Y el momento actual, en pleno mes de agosto, con muchos inversores alejados de los mercados y los que quedan, normalmente de menor experiencia y  capacidades, genera pocas ganas de complicarse la vida, especialmente cuando leen y oyen a dos señores de lanzarse ataques con misiles y ver fuegos nunca visto, entre otras lindeces. En fin,  es normal que se pise el freno.
El factor geopolítico en la inversión se está volviendo muy importante, porque es un factor adicional de riesgo a la macroeconomía y al seguimiento de las estrategias y resultados  de las compañías. La geopolítica te advierte de situaciones de inestabilidad en las relaciones internacionales, que se evidenciarán en un inicial incremento de la variabilidad de los precios de los mercados generados por el aumento de la aversión al riesgo, o la mejora de expectativas futuras, pero que suelen alcanzar a la economía real si se mantienen.
Por tanto, debemos de tenerlos en cuenta, y los riesgos geopolíticos no son medibles por los sistemas de control de riesgos usados tradicionalmente. ¿Cómo valorar un mundo distinto, donde el contexto geopolítico está cada vez más interconectado con el económico, con un avance tecnológico y de globalización que genera efectos disruptivos, con nuevas potencias que cuestionan el liderazgo incuestionable en otra época de EEUU, o la creciente insatisfacción de la mayoría de los ciudadanos occidentales?.
Sin duda es complejo medir los posibles exabruptos de un mandatario sin ninguna experiencia militar, ni diplomática, ni de gobierno político, y con creciente impopularidad. Por supuesto ¿cómo medir los efectos desestabilizadores de una creciente complejidad global que puedan llegar desde Venezuela, Turquía, Rusia, Siria, Reino Unido, China, terrorismo, ciberataques, etc. ?
Si la emoción pasa del optimismo hacia la preocupación, el desaliento o el miedo, la búsqueda de activos refugio por un aumento de la aversión al riesgo es un comportamiento normal del mercado, pero también la normalidad del mercado es volver a la racionalidad de la macroeconomía, las políticas monetarias y los resultados empresariales cuando se difuminan esos primeros titulares y se pierde el eco de las primeras diatribas verbales.
Hay que ser observador de estos factores y añadirlos a tu modelo de inversión. En Unicorp lo hacemos, y sabemos que estos factores son los de mayor riesgo que tenemos para lograr alcanzar lo que la racionalidad parece mostrarnos, y es un gran escenario para seguir favoreciendo la inversión en los mercados, aunque desgraciadamente, la posibilidad de que el presidente de EEUU embarque al país en un conflicto bélico antes de finalizar su mandato se incrementa, por lo que conviene añadir un plus de prudencia y mayor diversificación.
Pero eso, un conflicto bélico, pudiera llegar mucho más tarde. No ahora. Es normal que se inquieten los mercados con las noticias recientes, y con pocos inversores y plusvalías acumuladas, las caídas puedan acentuarse algo más de lo previsto, pero la racionalidad invita a pensar que la probabilidad de guerra es reducida, y que la verborrea se diluya, dejando precios muy atractivos para los que puedan y sepan aprovechar la oportunidad, aunque esta vez sí, con un aumento de la volatilidad.
Fuente Ilustración: World Economic Fórum

viernes, agosto 04, 2017

Las burbujas de Greenspan


Mucho se escribe de una posible burbuja creada en los mercados de bonos. El último en señalarla ha sido Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal de los EEUU desde 1987 a 2006 en una reciente entrevista, señalando que los tipos de interés reales (descontando la inflación) a largo plazo están excesivamente bajos y, por lo tanto, son insostenibles. Cree que podría repuntar la inflación con fuerza sin crecimiento económico, una situación que se vivió en el pasado (en la época de Jimmy Carter) y fue muy negativa para los mercados.  

 En mi opinión, no es para nada comparable el mundo en la época de Carter como presidente de EEUU (1977-1981) que el actual. En dicha época vivieron una gran crisis anterior en el mercado del petróleo causada por la salida del patrón oro y la reducción de la oferta por la OPEP, lo que trajo una gran inflación de dos dígitos, tipos de interés muy altos  y desaceleró el crecimiento. Los tipos de interés llegaron hasta el 18% en los plazos cortos en 1980.

La tecnología ha avanzado tanto estos últimos casi 40 años, que hoy sabemos que dispondremos de energía barata durante mucho tiempo, porque el petróleo cada día que pasa es más sustituible. Adicionalmente, enormes reservas de petróleo difícil de explorar y refinar, ahora están disponibles precisamente por los avances tecnológicos. Otros factores como la demografía, la globalización, las facilidades de comunicación, etc. influyen notablemente también como impulsores bajistas de los precios y tipos de interés.

Greenspan se equivoca en visionar ese mundo apocalíptico. Con 91 años ya de edad, quizás no es capaz de entender cómo el mundo ya ha cambiado tanto, que no podemos usar el pasado para plantear el escenario futuro, al menos de forma tan categórica. Probablemente el haber sido él mismo, el detonante de la creación de las mayores burbujas de precios financieros recientes, como la tecnológica y la de crédito e inmobiliaria  (estuvo como Presidente de la fed desde 1987 hasta 2006), le hace insistir en sus recomendaciones para no verlas de nuevo.

Hay una interesante cita en el libro “Greenspan’s Buble” sobre sus errores de predicción anteriores. En 1987 cuando se analizaba si era la persona adecuada, un senador le recordó las predicciones hechas diez años antes por Greenspan sobre los bonos a diez años y la inflación en EEUU, y la realidad fue que predijo que los bonos estarían al 4.4% y resultó el 9.8%, y la inflación predijo un 4.5% y resultó 9,2%. ¿Saben que dijo Greenspan para defenderse? Pues que es muy difícil hacer pronósticos.

Greenspan siempre actuó para salvar al mercado. ¿Alguien recuerda que los tipos de interés en julio de 1995 estaban en el 6% en EEUU y Greenspan los bajó al 0.25%? Se acuñó la expresión “La Put de Greenspan”, que sería como decir que siempre estará ahí la Fed para salvar al mercado, y facilitó la especulación financiera, el uso de derivados, la contabilidad creativa…

Cuando llegaron voces de que se montaban burbujas, Greenspan comentó (en 1999): “Las burbujas por lo general son perceptibles únicamente después del hecho. Para identificarlas por adelantado se requiere estar seguro de que cientos de miles de inversionistas informados estén completamente equivocados. Normalmente, apostar en contra de los mercados es, en el mejor de los casos, inseguro”.

La realidad es que la primera vez que habló de burbujas Greenspan fue en 1994 y tres años más tarde el S&P ya había duplicado su valor, y tras caer en 1998, volvió a duplicar su nivel hasta 2001 (en la burbuja tecnológica). En fin, esto nos sirve para entender que debemos tomarnos las predicciones de los gurús con un poso de sentido común.
 

La situación actual no elimina, por supuesto, que veamos en algún momento el inicio de subida de las rentabilidades de los activos de renta fija hacia una senda más normalizada, y evidentemente debe contemplar una rentabilidad a medio plazo consecuente con la remuneración del riesgo de pérdida adquisitiva por el efecto de la inflación.

Y por ello sigue siendo recomendable mantener duraciones cortas en las carteras, y especialmente no tener carteras con bonos de gobiernos considerados refugio (como el bono alemán), que pudieran ser lo que más sufrieran si cambia el sesgo del mercado.

Pero los desencadenantes de un posible “pinchazo” no parecen llegar, no se visualizan, y los pinchazos surgen cuando la gente vende. Y los bonos están en las carteras de los bancos centrales, y ellos pueden dejar de comprar, pero no van a ponerse a vender de forma agresiva. Algo habrán aprendido de la historia y la psicología humana. 

Cuando una multitud se muestra muy temerosa, y se genera una creciente inquietud, la normalidad suele desplazarse hacia la irracionalidad, pudiendo destruir lo avanzado en estos últimos diez años, y nadie quiere que esto se repita, aunque pudiera llegar en algún momento.

Hay que ser precavido, pero hay que estar en el día a día, porque las probabilidades de grandes caídas es pequeña en este momento, y no deberían de afrontarse grandes cambios en las estrategias de las carteras de inversión, porque la situación actual de recuperación de la economía con inflaciones ajustadas, tipos de interés bajos (aunque suban un poco) y pocas alternativas de inversión en un mundo que obliga a ahorrar e invertir cada vez más a medio plazo (por mayor longevidad), no ha cambiado ni va a cambiar.

El mercado parece tranquilo, con poca volatilidad, y empezado ya el mes de agosto, lo más probable que esta situación persista. No espero grandes cambios en las decisiones de los inversores, y menos de los bancos centrales. Habrá que seguir pendientes de los últimos resultados empresariales y de los datos macro.

Sin catalizadores para tomar decisiones de salir o entrar. Entramos en un periodo de posible lateralidad, pero deberíamos de afrontarlo con la relajación que el buen tiempo invita.


Fuente Ilustración: http://www.cartoonistgroup.com

viernes, mayo 19, 2017

Es la economía, estúpido

Dejo a continuación un artículo que me publicaron el pasado 18 de mayo 2017 en El Independiente firmado como Profesor de Finanzas en ESESA


“La economía, estúpido”, fue una frase que se hizo muy popular en la campaña electoral que en 1992 impulsó a la Presidencia de los Estados Unidos a Bill Clinton frente a George Bush, padre. La sentencia ponía el foco en la economía, la vida cotidiana de los ciudadanos y sus necesidades,  frente a otros factores de política exterior.

Nos encontramos desde hace muchos meses con muchos inversores españoles muy sorprendidos por el buen comportamiento de las bolsas, atenazados por el miedo desde el Brexit, la llegada del elefante Trump, y otros riesgos que van iluminándose, un día sí y otro también, desde la subida de tipos en EEUU, la salida de los estímulos monetarios del BCE a futuro, etc.

Muchos de estos inversores se encuentran infraponderados de riesgo bursátil. Permanecen con posiciones elevadas en liquidez, tomando de vez en cuando pequeñas porciones de riesgo cuando “lo ven claro”, que suele ser cuando los mercados llevan ya muchos días subiendo, para salirse al mínimo retorno y soportar las caídas, cuando llegan, con toda su intensidad. Solo una decidida tendencia alcista les va salvando de sus desaciertos, siempre que hayan repartido las apuestas con cierta prudencia.

La realidad es, que los mercados bursátiles se mueven por las expectativas de crecimiento de los beneficios futuros, y estos se anclan en las previsiones de datos económicos, y estos a su vez en la tendencia de sus componentes y expectativas futuras de consumidores, empresarios y gobiernos, que pueden seguirse a través de las encuestas de sentimiento y planes anunciados.

Nadie puede negar que prosigue la consolidación de una clara tendencia positiva en términos económicos, no solo en España, sino a nivel global, parcialmente impulsada por las políticas monetarias expansivas de los últimos años,  aupada los últimos meses en un cambio emocional de inversores y empresarios que han reanimado las decisiones aparcadas de consumo e inversión, y con la vista puesta a que la política fiscal tome el relevo.

Sí, es la economía, estúpido, la que está moviendo los hilos de los mercados, en un proceso de normalización económica que está ofreciendo hasta ahora la cara más positiva en términos de crecimiento e inflación, y además con una sincronización en todo el mundo.

Si observamos las previsiones de crecimiento, se esperan mejores datos para este año 2017 que el anterior, y una continuación de la tendencia para 2018, lo que alienta las expectativas de mejora de beneficios empresariales, especialmente con los bancos centrales apoyando, con mejora del empleo, elevados niveles de confianza, mejoras del sector inmobiliario, etc.

Es cierto que no se deben subestimar los riesgos actuales, como la incertidumbre geopolítica global, el exceso de optimismo con Trump,  crecimiento en China, etc., así como una previsible normalización de las curvas de tipos de interés hacia niveles por encima de las inflaciones esperadas, pero al día de hoy, la situación sigue calmada, y la inflación poco presionada, con el precio de la energía más estable y factores deflacionistas que llegan desde la innovación tecnológica, la globalización, la demografía, etc.

Estos factores ya están descontados en los mercados. Son los hechos no conocidos los que los moverán con mayor intensidad, hacia arriba o hacia abajo.

Cuando lleguen las caídas, no debería de asustarnos si no cambian las expectativas macroeconómicas futuras, porque la normalidad del mercado es observar movimientos al alza y a la baja, pero las tendencias a medio y largo plazo se fundamentan en la economía y los beneficios empresariales, y esto es lo que tenemos esencialmente que vigilar.


martes, mayo 09, 2017

Normalización económica


Visión Estratégica de Inversiones Mayo 2017

Durante este pasado mes de abril, ha continuado el movimiento iniciado de consolidación de una tendencia alcista en términos económicos. En mi opinión estamos asistiendo a una normalización económica, parcialmente  impulsada por las políticas monetarias expansivas de los últimos años y aupada en los últimos meses por el cambio emocional de inversores y empresarios, que han reanimado las decisiones aparcadas de inversión y consumo.
Este proceso de normalización económica está ofreciendo hasta ahora la cara más positiva en términos de datos macroeconómicos, y además con una sincronización en todo el mundo. El ciclo positivo es global. Y este ciclo positivo está ofreciendo mejoras en todos los activos de riesgo, especialmente estos últimos meses a las bolsas de Europa y mercados emergentes, así como sectores más cíclicos, como el sector financiero.
Sí, es muy posible que se esté subestimando los riesgos actuales, como los riesgos geopolíticos en Europa, Corea del Norte, EEUU, China, etc., aunque en nuestra opinión estas amenazas latentes están influyendo más en la renta fija, que debieran de haber ya iniciado un proceso de normalización de las curvas de tipos hacia niveles por encima de las inflaciones esperadas (al menos en bonos a largo plazo), suponiendo un escenario futuro de normalización también de la política monetaria.
Adicionalmente la renta fija sigue influida por fuerzas deflacionistas globales desde hace años ligadas a la tecnología y demografía: robotización industrial y de servicios,  comercio electrónico,  globalización financiera,  envejecimiento de la población (que incrementa el ahorro a largo plazo), etc.  Es evidente que la renta fija podría tener problemas, y esperamos que llegue en algún momento  si pasan cosas inesperadas, que ahora no conocemos, o que le damos una probabilidad menor.
Pero que cambie el sesgo de la política monetaria en EEUU no es algo desconocido,  donde se esperan nuevas subidas en junio, y probablemente también en Diciembre. Los inversores apuestan  que los tipos de interés sigan bajos a final de año, y sin aparentes tensiones por el lado de las materias primas, aunque la senda es de subida a medio y largo plazo y los inversores deben posicionarse para ese movimiento. Un aumento de la inversión en productos de gestión alternativa y retorno absoluto sería la mejor decisión para las carteras más conservadoras.
En cuanto a las bolsas, parece que los inversores no se muestran eufóricos con el movimiento y sigue habiendo mucho recelo, probablemente por las incertidumbres que planean y las subidas tan verticales de los precios. No obstante, los niveles de precios mejoran con el apoyo de datos fundamentales y los beneficios empresariales, y percibimos que la mayoría de inversores tienen menos riesgo bursátil que su capacidad de asumirlos.
Lo anterior  es positivo para una posible continuación de la actual tendencia. Situaciones de exceso de optimismo son la antesala de una gran caída y ahora no parece ser el estado emocional de la mayoría, del “rebaño”.
Con cierta racionalidad, los datos apuntan a una tendencia positiva de las economías globales en los próximos trimestres, y una transmisión de la política monetaria a la fiscal como motor del movimiento. Por ejemplo en EEUU hay muy buenos datos de empleo, crecimiento de la renta disponible, elevados niveles de confianza del consumidor y empresarios, mejoras del sector inmobiliario, etc. así como las expectativas de que finalmente Trump pueda realizar alguna medida de política fiscal que permita consolidar la demanda.
Por otro lado Europa también se encuentra en un momento dulce, con el banco central apoyando al máximo, políticas fiscales más favorables al crecimiento, el precio del petróleo bajo, el sistema financiero prácticamente sin problemas y con disponibilidad de ofrecer financiación abundante y barata, así como indicadores de sentimiento muy sólidos, datos de producción al alza, etc.  Pese al ruido geopolítico con las recientes elecciones en Francia, Europa ya lleva dos trimestres consecutivos creciendo a tasas anualizadas en el entorno del 2%, y notables retrocesos en la tasa de desempleo.
En los mercados emergentes también vivimos una situación de tranquilidad. China está tomando medidas de control de sus riesgos, India sigue con un crecimiento fortísimo, cercano al 8% y con los catalizadores para seguir creciendo por encima del 7% en los próximos diez años, Brasil y Rusia han recuperado ya la tendencia alcista, etc. todo ello con un claro catalizador en el consumo interno y el aumento de la inversión en infraestructuras.
En términos de riesgos más cercanos, el Brexit pronto empezará a hacer más ruido, tras las próximas elecciones en Reino Unido que se celebrarán el próximo 8 de junio, tras la decisión de convocar nuevas elecciones. Si sale reelegida Theresa May, la negociación se volverá más dura, pero pudiera ser más problemáticos para los activos en Libras que europeos, aunque todo ruido aleja a los inversores, lo que frenaría un poco el actual impulso alcista de las bolsas europeas.
¿En qué invertir?
En las bolsas, seguiremos con la infraponderación en EEUU, manteniendo la inversión más global y nuevas apuestas a la recuperación económica en Europa. En emergentes, de forma conservadora y apostando a la mejora de las inversiones y aumento del consumo.
En renta fija no vemos recorrido adicional en las primas de riesgo, aunque sí el mantener los activos que generan rentabilidad por un cupón más alto (el denominado carry).  En todo caso, el riesgo implícito de una normalización monetaria invita a desplazarse a bonos de menor duración, de cupón flotante, subordinados, convertibles, etc., con una menor correlación al riesgo del mercado tradicional de renta fija.
Concluimos: La actual tendencia de normalidad económica y monetaria está siendo la esperada por nosotros y entendemos que el escenario sigue siendo favorable para los activos de riesgo (tanto de renta fija, como de renta variable), aunque debe de ir primando algo más la prudencia a medida que los mercados vayan consolidando nuevas subidas.
No debemos de asustarnos porque lleguen las caídas, porque también ese comportamiento forma parte de la “normalidad” del mercado, pero a medio y largo plazo, son los fundamentales de la economía y empresas los que mueven los precios.
Nota: El presente artículo lo he preparado como Director del Departamento de Inversiones en Unicorp Patrimonio y se publicó en el blog de su  web corporativa.

viernes, mayo 05, 2017

Es mejor una duración corta que estar corto de duración

Os dejo artículo que se publicó en la web de El Economista  y en su edición impresa del pasado 20 de abril. 
Tradicionalmente, cuando la economía va bien, las bolsas suelen tener un buen comportamiento, acaba llegando la inflación y pueden generarse subidas de tipos de interés preventivas. Esto preocupa a los inversores más conservadores, con una buena parte de sus carteras en fondos de renta fija, ya que el valor de un bono varía en sentido contrario al de la rentabilidad en la que cotiza en el mercado, y movimientos al alza de la curva de tipos de interés pueden generar pérdidas de valoración, al menos en periodos temporales.
La sensibilidad de una cartera de renta fija con respecto a movimientos adversos en los tipos de interés se mide con el concepto duración. Una cartera con una duración de dos años, nos expresa que la vida media ponderada de los flujos futuros que ofrezca hasta su vencimiento es de dos años, y que su valoración podría caer aproximadamente un 2 por ciento si los tipos de interés subieran un 1 por ciento.
Racionalmente, para gestionar este riesgo de mercado, podemos invertir en fondos de renta fija que tengan una duración corta, entre 1 y 3 años, y así conseguir un rendimiento a vencimiento más alto que estar invertidos en activos monetarios, con una menor sensibilidad a la volatilidad del mercado, y cuando suban los tipos (si suben) reinvertir a tipos mejores.
Por otro lado, existen otras alternativas para cubrirte de este riesgo, invirtiendo en bonos con cupón variable ligado a los tipos de interés (los cupones subirían si suben los tipos en los mercados), o en bonos con cupones ligados a índices de inflación.
Estas serían las distintas opciones para gestionar mejor el riesgo de aumentos de los tipos de interés, aunque muchos asesores financieros recomiendan desde hace más de dos años invertir en fondos que están cortos de duración (también denominados de duración negativa). Esta apuesta, que se realiza con una combinación de derivados financieros, permitiría ganar dinero en una cartera de renta fija si suben los tipos de interés.
Hasta ahora, salvo momentos puntuales, la estrategia no ha dado los frutos esperados, especialmente para las carteras europeas. Las incertidumbres políticas que hemos ido viviendo, como las políticas monetarias tan expansivas en las que estamos inmersos a nivel global, y que previsiblemente tengan una lenta salida, han provocado que las curvas de tipos de interés sigan ancladas en rentabilidades muy reducidas, especialmente en Alemania, referencia que suelen usar para tomar dichas posiciones.
Por otro lado, la economía de la eurozona va estabilizándose incluso en el actual entorno de incertidumbre, pero la inflación sin los componentes más volátiles (la energía y alimentos) sigue por debajo del objetivo del banco central. Son muchos los factores que explican el por qué la inflación no acaba de subir. Probablemente influida por el efecto de la globalización, el envejecimiento de la población, la tecnología y la digitalización de la economía entre otros.
Adicionalmente, se creía que la expansión de la liquidez ejercida por los bancos centrales con bajadas de tipos y compras de activos podría provocar un aumento de la inversión y el consumo, mejorando la producción y el empleo, pero este proceso va mucho más lento de lo esperado.
Las políticas monetarias tienen una capacidad limitada, porque cuando las tasas de interés están próximas a cero, la oferta monetaria no parece ser decisiva, generándose una preferencia por la liquidez, conservando la gente el dinero antes de invertirlo. Esto se denomina la trampa de la liquidez, con un efecto deflacionista, y aquí estamos casi todos.
Un inversor racional debería construir carteras bien diversificadas con activos no correlacionados (que no tengan un movimiento similar). Y la renta fija suele ser el refugio de un dinero que huye de las bolsas cuando las incertidumbres planean o se materializan. Si un inversor tiene acciones en su cartera, debería tener también bonos con algo de duración para que le ofreciera un retorno positivo si las bolsas fueran mal. Sería como una especie de seguro refugio para momentos dudas y crisis, que son la normalidad del mercado.
Una cartera de renta fija de duración corta o negativa, tiene una correlación positiva a las bolsas, por lo que se aumenta el riesgo de mercado y es una estrategia más arriesgada de lo que cabría esperar. Sería una apuesta especulativa para un inversor de perfil conservador, especialmente con horizontes de inversión a medio y largo plazo, por lo que convendría medir su ponderación en una cartera bien construida.

lunes, abril 10, 2017

El futuro será distinto del pasado


“Sesgados hacia el optimismo” titulábamos nuestro informe estratégico del mes pasado, orientándonos a seguir acompañando la ola de optimismo generada por los indicadores de sentimiento y datos económicos que se iban conociendo, y sin duda ante la indiferencia que genera tener bonos, fondos garantizados o depósitos a ridículos retornos (incluso retornos negativos en deuda pública gubernamental en plazos cortos).
Este mes de marzo las bolsas europeas subieron entre un 4 y 5% excepto la española que superó el 9% aupada especialmente por el sector financiero. En EEUU, el resultado fue ligeramente negativo salvo el índice tecnológico, con subidas de algo más de un 1%.
La verdad es que nos está dando la razón el mercado, porque llevamos mucho tiempo orientando nuestra inversión en bolsa hacia Europa,  fondos globales temáticos y un poco de emergentes, reduciendo la inversión en EEUU, porque de allí podrían llegar las dudas sobre las expectativas generadas y los datos reales. Además las bolsas americanas ya llevan una sustancial distancia de recorrido frente al resto, cotizando a múltiplos más caros.
Si llegan sorpresas de que las estimaciones de beneficios esperadas no lleguen a cumplirse, sin duda serán de EEUU, ya que el optimismo ha sido especialmente intenso. Vea la gráfica siguiente:
La volatilidad sigue en mínimos. Ya comentábamos en informes pasados que esto nos proocupa porque suele señalar cierta complacencia en los activos de riesgo. Es posible que la volatilidad se reduzca porque los inversores que no creen que el mercado bursátil  va a subir,  no están apostando a la contra y solo permanecen en liquidez, una liquidez que sabemos es cada vez más abultada. Pero habrá que estar vigilantes.
Las grandes bolsas de liquidez siguen llegando a las bolsas cuando se producen caídas, que este mes han sido mínimas. Todos sabemos que llegará alguna corrección más o menos importante, porque esa es la normalidad del mercado. De hecho sería muy razonable que entremos en un periodo de cierta consolidación con algún ajuste de carteras generalizado, pero probablemente será visto como una oportunidad por la mayoría, no el comienzo de una espiral de miedo y recesión que aboque a salir huyendo hacia el oro y los bonos alemanes
Esa situación apocalíptica no parece que llegue, y mucho menos en Europa, con el BCE  insistiendo en una política monetaria muy acomodaticia y expectativas de mantener la expansión monetaria durante mucho tiempo. Aquí no habrá subidas de tipos a la vista, como en EEUU y la economía parece ir tomando una senda positiva con pasos lentos pero firmes.
Sin duda un buen factor de apoyo a Europa es la reducción del riesgo geopolítico ante las elecciones en Francia. Por otro lado unas recientes elecciones en un pequeño estado de Alemania ha quitado presión también a los riesgos de cambios en el país a futuro. El plan de Reino Unido de comenzar a  negociar la salida se ha activado, pero tienen mucho que charlar, mucho.  Será un proceso largo, y probablemente más costoso para el Reino Unido que para el resto de Europa.
Insistir  en que nuestra principal preocupación ahora es la posibilidad de que el optimismo en torno a la capacidad de Trump para estimular la economía con medidas “reales” que lleven a datos “reales”, y que debe ser tomado cada vez con mayor atención, máxime al observar cómo le han parado sus iniciativas más mediáticas.
No obstante, nuestra visión actual es que el nivel de proteccionismo que plantea Trump no será posible de realizar, por lo que la demanda externa seguirá ayudando a la economía americana (no olvidemos que la mayoría de las principales compañías del mundo son norteamericanas). China y otros muchos países seguirán vendiendo sus productos, y seguirán a cambio,  financiando a EEUU con la compra de sus bonos (con los dólares que les sobren de su superávit comercial).
No obstante, Trump tiene más ases en la manga, especialmente uno y de tipo económico. Me refiero a una previsible bajada de impuestos para que las grandes compañías repatríen al país la liquidez acumulada en beneficios obtenidos en el extranjero, y que no los han llevado a EEUU para no pagar más impuestos.
Esta medida  podría aportar también ingresos extras para financiar bajadas de impuestos a pequeñas empresas y familias, y por tanto reactivar el consumo y la inversión. No obstante, esto ya está parcialmente descontado por el mercado, por lo que esa probabilidad ya está añadida a la valoración actual de las grandes multinacionales.
Dinero fuera hay mucho, y sería también una importante inyección económica para retomar inversiones en el país por parte de las grandes compañías globales. Por ejemplo Apple, tiene una caja de 246.000 millones de dólares, pero realmente la mayor parte está fuera del país, concretamente 230.000 millones y si quisiera repatriarlo tendría que pagar un 35% de impuestos (por eso está esperando). El mercado aspira a que se reduzca a una tasa del 10% y ha sido un motor adicional para las bolsas del país.
Por otro lado, el petróleo ha caído fuertemente este mes y está reduciendo de nuevo las expectativas de inflación, influyendo en mantener los tipos de interés demandados por los inversores en los plazos medios y largos de la curva sin tensiones aparentes. De hecho, los inversores siguen en posiciones de refugio importantes en los bonos alemanes, por lo que conviene cuidar la gestión de la cartera de renta fija a una duración corta, pero no negativa.
Los bonos subordinados, convertibles, flotantes, los bonos corporativos y high Yield de mayor calidad pueden ser una fuente todavía de rentabilidad para el posicionamiento más conservador, unido a fondos de renta fija global especialmente diversificados y de gestión muy flexible y arropados por productos de gestión alternativa, especialmente long-short y market neutral.
Los desafíos actuales para la gestión del patrimonio son esencialmente los mismos que hace meses. Los mercados seguirán ajustando sus previsiones, expectativas, miedos y euforias. Si la selección de la cartera es adecuada, diversificando y gestionando los riesgosa ajustados a necesidades y en un horizonte de tiempo adecuado, el escenario actual permanece sin cambios y no deben afrontarse grandes cambios.
El mercado lo moverá los hechos que no esperamos. Finalizo con el recuerdo del  gran gestor Sir john Templeton:  “La única certeza sobre el futuro es que será distinto del pasado”. Permanezcan con una mentalidad abierta, y una orientación de cartera global y diversificada. Los resultados seguirán llegando.

Este artículo lo escribí para publicarse en el blog de Unicorp Patrimonio, donde ejerzo funciones de Director del Departamento de Inversiones
Enlace: http://blog.unicorppatrimonio.es/2017/04/06/vision-estrategica-inversiones-abril-2017/