domingo, febrero 10, 2008

El Jazz y el liderazgo de empresas innovadoras


Inspirado y tomando referencias de un artículo de John S. Clarkeson, 1990. ¿Orquesta sinfónica o grupo de jazz?
Las empresas de este nuevo siglo dependen de su creatividad, de la capacidad de innovar, para sobrevivir. Para innovar, debemos de generar y estructurar una organización innovadora, ya que las empresas de éxito serán las que sean capaces de sobrepasar a sus competidores usando el cerebro (por la innovación) y no por sus músculos (por tamaño).

Una organización innovadora es la que crea un entorno que estimula y facilita la innovación, convirtiéndola en una auténtica “máquina” de continua generación creativa, pero ¿Qué clase de liderazgo necesitamos en este nuevo entorno?

La creatividad llega de los empleados especializados, de los profesionales, por lo que el mayor reto del líder es el de gestionar dichos equipos para conseguir los objetivos empresariales manejándose en un entorno cambiante.

El líder empresarial puede asemejarse al director de una orquesta, dirigiendo a un gran número de profesionales, de individuos de notable talento en su funciones especializadas.

El problema es que nadie le da la partitura al director de empresa y si la hubiera, asemejándola a una empresa muy normalizada, excesivamente burocratizada, no se permitiría el desarrollo de la creatividad. Todo su esfuerzo se focaliza en alcanzar metas de su especialidad a costa de otras funciones, de la empresa y del cliente.

Sin embargo, puede que el jazz aporte algunas lecciones, porque en el jazz, como en las nuevas organizaciones, la creatividad se basa en la colaboración, en el aprendizaje sobre la marcha, en la improvisación.

Liderar como en un grupo de jazz
El jazz se caracteriza por eludir la ejecución de las interpretaciones a partir de la lectura fiel de una partitura (sin que ello quiera sugerir que sus músicos no dominan el lenguaje musical): la base de la interpretación jazzística y, consecuentemente, del estilo, es la improvisación.

Improvisar significa que el intérprete recrea libremente el tema en cada ejecución del mismo sobre una determinada estructura armónica, ya sea en directo o en un estudio de grabación: la melodía es solo un pretexto para desarrollar una posible interpretación de la misma. En este sentido, la música de jazz se centra más en el intérprete que en el compositor.

En un grupo de jazz, el líder que sea capaz de fundir las distintas personalidades de sus integrantes, creará un único “instrumento” sumamente creativo.

Las organizaciones que pretendan sobrevivir, se esforzarán en parecerse más a un grupo de jazz que a una orquesta de música clásica. Disminuirán las barreras entre funciones y se trabajará más en equipos permanentes (Comités) de distintas especialidades valorando oportunidades de negocio con clientes. La información, abundante y actualizada, fluirá libremente entre todos los miembros de la organización.

El líder de la empresa, buscará el trabajo en equipo y la colaboración frente a la competencia. Las personas de talento se sentirán atraídas por la posibilidad de ver e influir en el conjunto del proceso, de aprender de otras personas entendidas y por la oportunidad de crear y crecer.

El líder no será el que tenga todas las ideas, ni el mayor experto en una especialidad. Será el que su visión pueda inspirar a los miembros del equipo a poner sus mejores cualidades al servicio de éste, aprovechando las diferencias para llegar a ideas nuevas. Serán capaces de convertir en líderes a los miembros de sus equipos. Crearán una organización creativa.

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