domingo, septiembre 23, 2007

El ajedrez mejora nuestra capacidad directiva



Quería hacer referencia a un artículo publicado en http://www.expansionyempleo.com/ sobre un libro escrito por Gary Kasparov titulado "Como la vida imita al ajedrez".

En él, invita a reflexionar sobre las reglas del ajedrez y de los negocios, ya que son iguales para todos. Lo que debemos hacer -dice el genial ajedrecista- es detectar qué es lo que nos funciona mejor y luego, a base de retos y dificultades, desarrollar nuestro propio método. Cómo conseguir el éxito es un secreto, porque sólo se puede descubrir analizando nuestras propias decisiones. No se puede enseñar a tomar mejores decisiones, pero se puede aprender de uno mismo.

El libro señala varios puntos que necesitamos focalizar para mejorar el rumbo de nuestras vidas personales y profesionales:

Conocernos mejor
Conocerse a uno mismo es esencial para combinar tu sabiduría, experiencia y talento con un mayor rendimiento. Hay que ser profundamente consciente de los métodos que te llevan a la toma de decisiones.
Planificación
Comenta Kasparov que la planificación a largo plazo no tiene que ver con decisiones futuras sino con el futuro de las decisiones actuales. Las tácticas para el futuro no son estrategia. Las tácticas se realizan a base de cálculos: si el contrario hace tal cosa, yo hago la otra; si él me quitó un peón, yo tomaré su alfil. Si nuestro competidor aumenta los precios, nosotros aumentaremos la producción. Son reacciones programadas, pero la estrategia tiene que ver más con los objetivos.
Hay un dicho en ajedrez que dice que la táctica consiste en saber qué es lo que hay que hacer cuando y donde haya algo que hacer, mientras que la estrategia consiste en saber qué es lo que hay que hacer cuando no hay nada que hacer. Los directivos que echan la culpa a una estrategia defectuosa es que no tienen ninguna estrategia, pasan de una escaramuza táctica a otra sin seguir ningún rumbo estratégico.
Autocontrol
Es difícil mantener el rumbo y no caer en la tentación de recoger el guante del competidor y aceptar su desafío. Eso requiere un autocontrol firme, ya que las presiones para cambiar son enormes. Nuestro ego desea probar que podemos batirle en su propio terreno. Cada ajedrecista y cada empresa pueden tener estrategias distintas en la misma posición que pueden resultar igualmente eficaces, por lo que se puede afirmar que en los negocios no existe una única estrategia.
El 50% de las decisiones de un directivo son idénticas a las de cualquier hombre de negocios competente. Es el otro 50%, o incluso ese 10% más complicado, el que marca la diferencia. El gurú japonés Kenichi Ohmae dice que la pregunta "¿Por qué?" es la que distingue a los empleados de los visionarios. Si queremos entender y desarrollar nuestra estrategia debemos hacernos constantemente esa pregunta. Hay muchos ajedrecistas que repiten los movimientos que antes han realizado muchos grandes maestros y nunca llegan a saber por qué lo hacen.
Cuestionarse a uno mismo debe convertirse en un hábito lo suficientemente arraigado como para superar los obstáculos del exceso de confianza y el desánimo.

1 comentario:

Vicente Torres dijo...

El ajedrez mejora. Pero cuando ocupa todo el tiempo de alguien ya no puede ser tan bueno.
Escribí algo sobre el particular.
Saludos