miércoles, noviembre 08, 2017

Nace mi nuevo blog rafaelromero.me


En febrero de 2006 comencé a escribir este blog con un artículo titulado "Hedge Funds, riesgo latente" que unas semanas antes me había publicado el diario Expansión en la edición de papel. 

Este artículo invitaba a reflexionar sobre el grado de riesgo que estaban tomando los mercados por la operativa de los Hedge Funds buscando rentabilidad, en un momento donde existía un aumento del apalancamiento financiero, una elevada concentración de estrategias correlacionadas y una creciente exposición a instrumentos menos líquidos, en mercados emergentes, mateerias primas o en productos estandarizados de derivados sobre créditos corporativos.

Planteaba la similitud de un posible colapso del sistema recordando la crisis iniciada por otro famoso hedge fund en 1994 y que derivó en una profunda crisis en los mercados de renta fija. Hoy ya sabemos que en los meses posteriores a mi primer artículo en este blog, se inició una crisis inmobiliaria en Estados Unidos que fue contagiando al resto de mercados generando la gran crisis financiera del 2007 y 2008, precisamente por la mayoría de los detalles comentados en el artículo.

Con el tiempo pensé, qué bueno que lo dejé escrito. Ya no me acordaría que mi mirada del mundo era correcta y no me dejé llevar por la euforia del momento gestionando. 

Este blog, que cuando nació solo pretendía dejar un histórico de pensamientos y opiniones para escribir algún libro sobre la gestión de talento (de hecho hay muchos artículos sobre estos temas), derivó después hacia multitud de artículos variados, pero lo importante es que me enseño que es muy útil para recordar, para revisar, para reflexionar, para aprender...

Once años después,  con casi 200.000 visitas lo dejaré de actualizar, porque evoluciono a un nuevo blog con mi propio dominio https://rafaelromero.me/ donde he llevado todos los artículos actuales y donde seguiré intentando aportar, tal como intento hacerlo diariamente en twitter y en Linkedin. Así mismo en slideshare comparto muchas de mis presentaciones.

El futuro laboral parece invitar a evolucionar, a no ser una marca blanca, a construir una marca personal con prestigio profesional y personal, ayudando humildemente con mis pensamientos. 

Te invito a acompañarme en este viaje en el que estoy embarcado. 

Este es el enlace al nuevo blog 

Muchas gracias a todos.

Rafael Romero
rafaelromero.me


domingo, octubre 08, 2017

Carteras globales y diversificadas



Un mes mas, acertamos con nuestra visión estratégica de fondo, en torno a una buena evolución de la economía a nivel global, con un apoyo que seguirá persistiendo de las políticas monetarias y con una ausencia de presiones inflacionistas. Esto se refleja, de nuevo, en un muy buen comportamiento en las bolsas este pasado mes, especialmente en Europa, tal como esperábamos, aunque es cierto que nuestro Ibex, prácticamente ha terminado el mes plano, sin acompañar al resto de Europa que ha marcado subidas superiores al 5%.
La mayor percepción de riesgo en torno a la situación en Cataluña probablemente ha desteñido el brillante comportamiento de nuestra bolsa de los trimestres anteriores, que venía ligado, como no puede ser de otra manera, a los buenos datos económicos y favorables expectativas futuras. La situación pudiera implicar un mayor riesgo a las empresas más expuestas y una salida de inversores de España, frenando el impulso económico actual.

En todo caso, no conviene olvidar que las empresas del Ibex actualmente están alcanzando un récord de facturación en el extranjero. De hecho cerca de la mitad de las 35 componentes del selectivo, obtuvieron más del 70% de sus ventas fuera de España, y muchas con niveles superiores al 90%.
El Ibex no representa a España, representa a las empresas que tienen su sede en España. Igualmente, las empresas radicadas en Cataluña, no tienen su negocio mayoritario allí, y siempre podrían trasladar su sede. En todo caso, la enorme dificultad del momento solo nos puede hacer volver a recomendar una revisión de la estrategia de inversión hacia nuestra preferencia de carteras globales y bien diversificadas en clases de activos.
Este mes las medidas que esperábamos no especialmente revolucionarias de Trump se han avanzado,  facilitando que continúen las bolsas en EEUU con tono positivo incluso en máximos históricos, y ayudando a que el euro deje de fortalecer su cambio frente al dólar. Esta situación seguirá manteniéndose si persisten los crecimientos de los beneficios, por lo que no conviene pensar que al estar en máximos no hay más recorrido.
Por otro lado, también esperábamos que la política monetaria actualmente expansiva vaya tomando un ritmo tranquilo de salida, y así lo expresó este pasado mes la Reserva Federal de los Estados Unidos, con una agenda clara de reducción de su balance, pero tan despacito que podrían pasar más de cinco años para reducir el saldo acumulado de deuda.
Por ello, los mercados están tranquilos con respecto a esta incertidumbre, lo que no implica que pudiera modificarse en los próximos meses en función de los datos macroeconómicos y de confianza.  Y en Europa más de lo mismo. La subida de tipos irá con tanta lentitud como la economía necesite, máxime con la gran revalorización que ha tenido el euro de un 14% frente al dólar, que tiene un efecto que reduce la competitividad de los productos europeos en el comercio global, y esto tiene un efecto similar a una subida de tipos de interés.
Seguimos tranquilos con la inflación tanto en EEUU como en Europa, y persistimos en nuestra tesis que hay un trasfondo de fuerzas deflacionistas ligadas a la globalización, el  comercio electrónico, la digitalización de procesos, la robotización de la industria y servicios, la inteligencia artificial, las alternativas energéticas al petróleo,  el aumento de la longevidad, etc. que influyen en crecimientos sin tensiones en los precios y una mayor acumulación de ahorro, que están facilitando una nueva normalidad de crecimientos menos intensos acompañados de reducida inflación, y por tanto de tipos de interés bajos.
Por otro lado, empezamos ya a olvidarnos de las disputas de Corea del Norte y Trump. La racionalidad volvió y tras presionar China a ambos, es un asunto que ha quedado aparcado, aunque no olvidado. Las elecciones en Alemania volvieron a favorecer a Merkel, y parece ir engranándose una fase de mayor compromiso por reformar la Unión Europea.
Tanto el Brexit, como la entrada de la ultraderecha en el parlamento alemán y el creciente populismo en toda Europa,  obliga a entenderse, y tanto Francia como Alemania con los países periféricos, están retomando el debate sobre el futuro de Europa tras la salida de Reino Unido, probablemente hacia una mayor cohesión y estabilidad.
Salvo la situación en Cataluña, que nos previene ante posibles episodios de inestabilidad futura, mantenemos  nuestra convicción de observar un escenario global favorable para mantener activos de riesgo, tanto de bolsa como de renta fija. Llevamos ya varios años oyendo a los gurús que advierten de una aparente complacencia con respecto a los riesgos actuales, pero esta supuesta nueva normalidad, y la acumulación de liquidez en las carteras, que sigue siendo muy importante, no propicia graves episodios en los mercados con los hechos conocidos.
Por ello, a priori percibimos actitudes  de miopía con respecto a las oportunidades, que se han producido de forma notable y que siguen ahí, aunque de menor potencial. Gestionar implica valorar riesgos y oportunidades, de forma racional. Aunque el riesgo bajista en los mercados evidentemente va creciendo a medida que los precios siguen subiendo, no parece el momento de apearse si se gestiona una cartera de forma global y muy diversificada.
 Sin duda los mercados bursátiles, y de renta fija, pueden ser vulnerables a cualquier noticia que pudiera desestabilizar la actual situación. Por tanto, apostamos a ser más selectivos, a distribuir mejor los sesgos de las carteras, a mantener posiciones más diversificadas por posible incremento de riesgos geopolíticos e ir posicionando las carteras de renta fija hacia una menor duración, pero la búsqueda de rentabilidad frente a las pérdidas seguras en posiciones refugio, seguirán impulsando una dinámica positiva en los mercados globales.
Este artículo fue previamente publicado en el blog corporativo donde trabaja Rafael Romero http://blog.unicorppatrimonio.es/2017/10/05/7168/
Fuente Ilustración http://winmeacareer.com/successes/

jueves, septiembre 07, 2017

Mucho ruido de fondo en los mercados


Terminamos el verano con creciente incertidumbre, con mucho ruido de fondo que condiciona la definición de estrategias (situación de Corea del Norte, Trump, los posibles movimientos de menor apoyo de los bancos centrales,  la fuerte revalorización del euro, etc.). Tomar decisiones en entornos de incertidumbre suele llevar a errar en la decisión si minusvaloras o sobrevaloras los riesgos y oportunidades, o simplemente te atenaza la situación y te quedas a la espera.
Si la inversión de tu patrimonio tiene un objetivo de larzo plazo, solo una visión más estratégica puede ayudarte a descartar el ruido y quedarte con la esencia, y la realidad es que se mantiene una positiva evolución de la economía global que debiera de implicar la normalización de las políticas monetarias más pronto que tarde, pero seguimos con ausencia de presiones inflacionistas generalizadas. Muchos factores están detrás. De ellos hemos hablado mucho en otros informes, como la globalización, demografía, robótica, comercio electrónico, etc. que aumentan las apuestas a mantener las tasas bajas durante periodos cada vez más largos.
Crecimiento económico con tipos de interés bajos, implica para las empresas la oportunidad de mantener y hacer crecer sus beneficios empresariales durante los próximos trimestres, y para los inversores su necesidad de afrontar cierta inversión en activos de riesgo, tanto de renta fija como de renta variable.
En Europa, el actual goteo a la baja de las bolsas ya parecen haber descontado un peor escenario para las compañías más exportadoras (por la evolución del euro que le resta competitividad exterior), así como del sector financiero en el retraso de una subida de tipos de interés, pero no parecen tener en cuenta que los riesgos políticos se han reducido, que el crecimiento es sostenible, que la expansión económica está favoreciendo a la mayoría de los países, y sobre todo que  los buenos datos de demanda interna pudiera compensar la posible desaceleración de las exportaciones.
Aunque el euro se ha revalorizado casi un 15% este año, debemos considerar que esta apreciación no afecta a las empresas que orientan más sus ventas a su país y al resto de socios europeos. Por otro lado, los estudios de otras tendencias alcistas del euro parecen mostrar que las ventas y beneficio de las compañías europeas tienen mucha más correlación con el ciclo económico que la evolución de la divisa. Además, se compensan con unos menores costes de la energía (el petróleo se paga en dólares) y menor presión inflacionista, que llevará por tanto a meno presión en los costes salariales y financieros.
En EEUU, los inversores siguen esperando las promesas de Trump de elevar el crecimiento y crear millones de puestos de trabajo, con una administración que parece incapaz de sacar adelante ninguna reforma económica. Muchos analistas comienzan a pensar más en una etapa continuista, que dada la debilidad que acumula su divisa, pudiera facilitar que la economía estadounidense se mantenga positivamente.
Es probable que alguna medida de recorte de algunos impuestos y aumento de algunos gastos pudiera implementarse, pero Trump no hará nada especialmente revolucionario. La realidad es que sus bolsas aunque han tenido un buen año, para un inversor europeo le ha llevado a pérdidas (salvo que haya invertido en el sector tecnológico), y ahora las valoraciones son altas, lo que aconsejaría ser prudente.
Así mismo, la opción de invertir en deuda pública a corto plazo no interesa salvo que sea el miedo a un desenlace bélico (que vemos con probabilidad muy pequeña) el factor determinante de la decisión, dada la rentabilidad negativa que ofrece. La posición de liquidez pudiera mantenerse temporalmente como un activo estabilizador de la volatilidad y a la espera de oportunidades, pero dado que hay ya inflación positiva, no parece una actitud muy responsable si la mantienes mucho tiempo, ya que tienes la certeza absoluta de que tu patrimonio “real” irá reduciéndose (por el efecto de la inflación e impuestos).
Sin duda, la situación de apoyo constante de los bancos centrales no va a durar eternamente. Pero el ritmo y profundidad de los cambios en la política actualmente expansiva, sí que puede ser distante de los que muchos piensan. De hecho hay voces discrepantes incluso en el seno de estos bancos sobre la línea de actuación a seguir. Demorar en exceso las medidas implica menor capacidad de respuesta futuras, pero cuando las cosas van bien como ahora,  surgen las dudas de qué puede pasar si quitas la asistencia. Esto hará ralentizar el proceso, tanto en EEUU como en Europa.
  • Con el actual escenario parece sensato considerar un posicionamiento algo más conservador en las carterascon un aumento del posicionamiento en renta fija (por reducción de inflación y menores expectativas de decisiones de Bancos Centrales) y cierta infraponderación a los índices bursátiles.
La posición de renta fija debiera de estar inclinada a los bonos de crédito, aunque tiene un limitado potencial de estrechamiento de los diferenciales, pero los ingresos que generan son interesantes frente a la seguridad de los gobiernos, y además en la fase actual de la economía, las tasas de incumplimiento seguirán siendo muy bajas.
Creemos que mayoritariamente habría que estar en bonos de calificación de grado de inversión, pero también asumir algo de inversión en bonos subordinados, preferentes, activos titulizados, high yield, emergentes e incrementar el peso de fondos de renta fija con gestión de valor relativo, así como gestión alternativa, para mejorar la diversificación de estilos y alcanzar rendimientos más estables.
Por otro lado, una infraponderación a los índices bursátiles no significa abandonar la bolsa, sino acudir a productos que exhiban una menor correlación a éstos, por tener una gestión más activa,  seleccionando  los valores por su valoración relativa, y añadiendo temáticas con visualización clara de sus perspectivas positivas a medio plazo.
Bajo ese prisma, las bolsas americanas tienen mayor potencial de caída al encontrarse cerca de máximos frente a las europeas, que ya han corregido. La debilidad del dólar pudiera ayudar a las compañías americanas más globales, frente a las pequeñas que buscaban el impulso de las medidas de Trump, pero en sentido contrario, en Europa el euro pudiera ayudar a las compañías más centradas en el mercado interno frente al sector exterior.
Por otro lado, las bolsas en mercados emergentes pudieran seguir comportándose mejor que en los países desarrollados por las claras evidencias de un sostenido crecimiento de su demanda interna y las grandes oportunidades que se están generando actualmente, especialmente en Asia.
El riesgo de ruptura de los actuales equilibrios geopolíticos en Asia, Europa y EEUU se están ampliando, y este pudiera ser el principal factor desestabilizador para los próximos meses, por lo que hay que centrarse más en los valores y sectores con mayor potencial y mejor sesgo rentabilidad/riesgo, así como una mayor diversificación en la construcción de las carteras.
No obstante, el ruido de fondo no debiera impedir oír la buena evolución de la economía a nivel global, y los buenos resultados empresariales de las corporaciones que están adaptándose al nuevo entornogeopolítico, económico, sociológico, tecnológico y demográfico actual. Saber quién ganará y quien perderá en este “juego” cada vez más competitivo es lo más difícil.
En bolsas ahora hay que elegir las empresas que se quedan el negocio de su sector, las más talentosas, no las empresas más grandes que ponderan más en los índices. Se necesita un esfuerzo mayor en el análisis estratégico y una verdadera gestión activa (salirse de la normalidad del mercado).
Los tipos de interés seguirán muy bajos durante mucho tiempo y la liquidez es inmensa. Salvo shocks extremos no esperados, los mercados seguirán generando claras oportunidades de inversión, aunque con un menor potencial de retorno, pero ¿quién dijo que esto fuera fácil?

viernes, agosto 11, 2017

La geopolítica, la razón y la emoción en la inversión

Hace quince años se otorgó un Premio Nobel de Economía a dos “psicólogos” desarrollándose las finanzas conductuales, que incorporan conceptos propios de la psicología para describir cómo los agentes tomamos las decisiones de inversión (siempre en momentos de incertidumbre), y contrasta con el paradigma tradicional basado en la racionalidad, que define el mercado teóricamente como eficiente,  y por tanto que los precios de los activos siempre reflejan toda la información disponible.
Al día de hoy muchos de los que invertimos profesionalmente, sabemos que la formación de los precios en los mercados se generan por factores racionales, pero a menudo con una fuerte influencia emocional, ya que no toda la información es conocida por todos, ni a la misma velocidad (aunque se haya avanzado notablemente en esto) y que sin duda las emociones suelen ser los impulsores de las burbujas y fuertes recortes de los precios.
De alguna manera, los mercados suelen ponderar en mayor o menor medida la razón y la emoción, según el momento. Y el momento actual, en pleno mes de agosto, con muchos inversores alejados de los mercados y los que quedan, normalmente de menor experiencia y  capacidades, genera pocas ganas de complicarse la vida, especialmente cuando leen y oyen a dos señores de lanzarse ataques con misiles y ver fuegos nunca visto, entre otras lindeces. En fin,  es normal que se pise el freno.
El factor geopolítico en la inversión se está volviendo muy importante, porque es un factor adicional de riesgo a la macroeconomía y al seguimiento de las estrategias y resultados  de las compañías. La geopolítica te advierte de situaciones de inestabilidad en las relaciones internacionales, que se evidenciarán en un inicial incremento de la variabilidad de los precios de los mercados generados por el aumento de la aversión al riesgo, o la mejora de expectativas futuras, pero que suelen alcanzar a la economía real si se mantienen.
Por tanto, debemos de tenerlos en cuenta, y los riesgos geopolíticos no son medibles por los sistemas de control de riesgos usados tradicionalmente. ¿Cómo valorar un mundo distinto, donde el contexto geopolítico está cada vez más interconectado con el económico, con un avance tecnológico y de globalización que genera efectos disruptivos, con nuevas potencias que cuestionan el liderazgo incuestionable en otra época de EEUU, o la creciente insatisfacción de la mayoría de los ciudadanos occidentales?.
Sin duda es complejo medir los posibles exabruptos de un mandatario sin ninguna experiencia militar, ni diplomática, ni de gobierno político, y con creciente impopularidad. Por supuesto ¿cómo medir los efectos desestabilizadores de una creciente complejidad global que puedan llegar desde Venezuela, Turquía, Rusia, Siria, Reino Unido, China, terrorismo, ciberataques, etc. ?
Si la emoción pasa del optimismo hacia la preocupación, el desaliento o el miedo, la búsqueda de activos refugio por un aumento de la aversión al riesgo es un comportamiento normal del mercado, pero también la normalidad del mercado es volver a la racionalidad de la macroeconomía, las políticas monetarias y los resultados empresariales cuando se difuminan esos primeros titulares y se pierde el eco de las primeras diatribas verbales.
Hay que ser observador de estos factores y añadirlos a tu modelo de inversión. En Unicorp lo hacemos, y sabemos que estos factores son los de mayor riesgo que tenemos para lograr alcanzar lo que la racionalidad parece mostrarnos, y es un gran escenario para seguir favoreciendo la inversión en los mercados, aunque desgraciadamente, la posibilidad de que el presidente de EEUU embarque al país en un conflicto bélico antes de finalizar su mandato se incrementa, por lo que conviene añadir un plus de prudencia y mayor diversificación.
Pero eso, un conflicto bélico, pudiera llegar mucho más tarde. No ahora. Es normal que se inquieten los mercados con las noticias recientes, y con pocos inversores y plusvalías acumuladas, las caídas puedan acentuarse algo más de lo previsto, pero la racionalidad invita a pensar que la probabilidad de guerra es reducida, y que la verborrea se diluya, dejando precios muy atractivos para los que puedan y sepan aprovechar la oportunidad, aunque esta vez sí, con un aumento de la volatilidad.
Fuente Ilustración: World Economic Fórum

viernes, agosto 04, 2017

Las burbujas de Greenspan


Mucho se escribe de una posible burbuja creada en los mercados de bonos. El último en señalarla ha sido Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal de los EEUU desde 1987 a 2006 en una reciente entrevista, señalando que los tipos de interés reales (descontando la inflación) a largo plazo están excesivamente bajos y, por lo tanto, son insostenibles. Cree que podría repuntar la inflación con fuerza sin crecimiento económico, una situación que se vivió en el pasado (en la época de Jimmy Carter) y fue muy negativa para los mercados.  

 En mi opinión, no es para nada comparable el mundo en la época de Carter como presidente de EEUU (1977-1981) que el actual. En dicha época vivieron una gran crisis anterior en el mercado del petróleo causada por la salida del patrón oro y la reducción de la oferta por la OPEP, lo que trajo una gran inflación de dos dígitos, tipos de interés muy altos  y desaceleró el crecimiento. Los tipos de interés llegaron hasta el 18% en los plazos cortos en 1980.

La tecnología ha avanzado tanto estos últimos casi 40 años, que hoy sabemos que dispondremos de energía barata durante mucho tiempo, porque el petróleo cada día que pasa es más sustituible. Adicionalmente, enormes reservas de petróleo difícil de explorar y refinar, ahora están disponibles precisamente por los avances tecnológicos. Otros factores como la demografía, la globalización, las facilidades de comunicación, etc. influyen notablemente también como impulsores bajistas de los precios y tipos de interés.

Greenspan se equivoca en visionar ese mundo apocalíptico. Con 91 años ya de edad, quizás no es capaz de entender cómo el mundo ya ha cambiado tanto, que no podemos usar el pasado para plantear el escenario futuro, al menos de forma tan categórica. Probablemente el haber sido él mismo, el detonante de la creación de las mayores burbujas de precios financieros recientes, como la tecnológica y la de crédito e inmobiliaria  (estuvo como Presidente de la fed desde 1987 hasta 2006), le hace insistir en sus recomendaciones para no verlas de nuevo.

Hay una interesante cita en el libro “Greenspan’s Buble” sobre sus errores de predicción anteriores. En 1987 cuando se analizaba si era la persona adecuada, un senador le recordó las predicciones hechas diez años antes por Greenspan sobre los bonos a diez años y la inflación en EEUU, y la realidad fue que predijo que los bonos estarían al 4.4% y resultó el 9.8%, y la inflación predijo un 4.5% y resultó 9,2%. ¿Saben que dijo Greenspan para defenderse? Pues que es muy difícil hacer pronósticos.

Greenspan siempre actuó para salvar al mercado. ¿Alguien recuerda que los tipos de interés en julio de 1995 estaban en el 6% en EEUU y Greenspan los bajó al 0.25%? Se acuñó la expresión “La Put de Greenspan”, que sería como decir que siempre estará ahí la Fed para salvar al mercado, y facilitó la especulación financiera, el uso de derivados, la contabilidad creativa…

Cuando llegaron voces de que se montaban burbujas, Greenspan comentó (en 1999): “Las burbujas por lo general son perceptibles únicamente después del hecho. Para identificarlas por adelantado se requiere estar seguro de que cientos de miles de inversionistas informados estén completamente equivocados. Normalmente, apostar en contra de los mercados es, en el mejor de los casos, inseguro”.

La realidad es que la primera vez que habló de burbujas Greenspan fue en 1994 y tres años más tarde el S&P ya había duplicado su valor, y tras caer en 1998, volvió a duplicar su nivel hasta 2001 (en la burbuja tecnológica). En fin, esto nos sirve para entender que debemos tomarnos las predicciones de los gurús con un poso de sentido común.
 

La situación actual no elimina, por supuesto, que veamos en algún momento el inicio de subida de las rentabilidades de los activos de renta fija hacia una senda más normalizada, y evidentemente debe contemplar una rentabilidad a medio plazo consecuente con la remuneración del riesgo de pérdida adquisitiva por el efecto de la inflación.

Y por ello sigue siendo recomendable mantener duraciones cortas en las carteras, y especialmente no tener carteras con bonos de gobiernos considerados refugio (como el bono alemán), que pudieran ser lo que más sufrieran si cambia el sesgo del mercado.

Pero los desencadenantes de un posible “pinchazo” no parecen llegar, no se visualizan, y los pinchazos surgen cuando la gente vende. Y los bonos están en las carteras de los bancos centrales, y ellos pueden dejar de comprar, pero no van a ponerse a vender de forma agresiva. Algo habrán aprendido de la historia y la psicología humana. 

Cuando una multitud se muestra muy temerosa, y se genera una creciente inquietud, la normalidad suele desplazarse hacia la irracionalidad, pudiendo destruir lo avanzado en estos últimos diez años, y nadie quiere que esto se repita, aunque pudiera llegar en algún momento.

Hay que ser precavido, pero hay que estar en el día a día, porque las probabilidades de grandes caídas es pequeña en este momento, y no deberían de afrontarse grandes cambios en las estrategias de las carteras de inversión, porque la situación actual de recuperación de la economía con inflaciones ajustadas, tipos de interés bajos (aunque suban un poco) y pocas alternativas de inversión en un mundo que obliga a ahorrar e invertir cada vez más a medio plazo (por mayor longevidad), no ha cambiado ni va a cambiar.

El mercado parece tranquilo, con poca volatilidad, y empezado ya el mes de agosto, lo más probable que esta situación persista. No espero grandes cambios en las decisiones de los inversores, y menos de los bancos centrales. Habrá que seguir pendientes de los últimos resultados empresariales y de los datos macro.

Sin catalizadores para tomar decisiones de salir o entrar. Entramos en un periodo de posible lateralidad, pero deberíamos de afrontarlo con la relajación que el buen tiempo invita.


Fuente Ilustración: http://www.cartoonistgroup.com