lunes, abril 01, 2013

El punto ciego de los inversores

Dejo artículo que me han publicado en el número de marzo de la revista Funds People, por obtener el Premio de EFPA España y Funds People del mes. El artículo se inspira en el libro  "El punto ciego. Psicología del autoengaño" de Daniel Goleman, famoso psicólogo autor de "Inteligencia Emocional", con respecto al comportamiento de los inversores en los últimos tiempos, donde solo hay dos visiones con respecto al riesgo, o asumen mucho riesgo (en Risk on) o no asumen ninguno (Risk off).
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Los inversores, como seres humanos, somos proclives a apartar de nuestra mente los hechos que nos resultan desagradables. El psicólogo Daniel Goleman en su libro “El punto ciego”, plantea que gracias a un mecanismo psicológico de defensa, creamos un punto ciego en nuestra mente que bloquea la conciencia de la memoria, y practica una atención selectiva que permite ignorar verdades controvertidas, o dolorosas de nuestra propia realidad.
La actual visión bimodal del riesgo de las inversiones, donde la mayoría de analistas, gestores e inversores están enchufados al ON o al OFF, solo valora la luz o la oscuridad. Desde hace demasiado tiempo ya no existen los claroscuros en las decisiones sobre inversiones.
La realidad es que algunos inversores prefieren conceptualmente tener poco riesgo y por tanto deberían de aceptar bajos retornos, aunque más seguros; mientras que otros inversores prefieren optar a los retornos más altos, debiendo asumir un riesgo mayor. Y en el medio deberían de existir otras opciones, según nuestro sesgo con respecto a los riesgos y oportunidades del mercado. Obviamente, no todo es blanco o negro.
Pero observamos que, como inversores, en los últimos años nos olvidamos de nuestra personal capacidad de asumir, emocional y financieramente, los riesgos de pérdidas frente al potencial de cada inversión, de valorar probabilidades a los diferentes escenarios o de realizar sencillamente, análisis más profundos y racionales. Y la celeridad de los acontecimientos nos empuja a  unirnos al galope del mercado, en muchos casos en una fase ya tardía.
Y los clientes más arriesgados, aquellos que todo su patrimonio lo tenían invertido en activos muy volátiles porque aspiraban a altísimos retornos, en el peor momento, siempre tras sufrir fuertes pérdidas, se unen al OFF de fondo, y traspasan todo su patrimonio a un fondo de liquidez ultraconservador. Y aquellos más conservadores, tras ver cómo han dejado de ganar dinero por sus inversiones más seguras, incluso perdiendo en divisas refugio, aspiran con el mercado en la fase final del ON,  a llevarse el último rebufo de rentabilidad de activos tan arriesgados como los bonos high yield o emergentes, o el fondo de renta variable que más haya subido el año anterior. Siempre tarde.
Sí, ellos se han unido al grupo para no sufrir con sus dudas e incertidumbres. Allí pueden compartir una visión común, un interés similar. Allí el inversor individual renuncia a su propio yo y los reemplaza por los personificados por los líderes, por los voceros de los mercados, que definen día a día lo pertinente y lo irrelevante.
Allí su punto ciego les impide tomar conciencia de las señales de alarma, estando solo predispuestos a prestar una atención “selectiva” a los mensajes que alimentan los sentimientos compartidos del grupo, desatendiendo aquellos que parezcan desmentirlos. ¿Cómo podrían estar equivocadas estas personas tan experimentadas?
Y esto nos aleja de lo que sabemos y debemos de recordar a nuestros clientes: no podemos alejarnos de la racionalidad de tener carteras equilibradas, construidas en base a su aversión al riesgo y con un plan de inversión tendente a conseguir sus objetivos a medio plazo, con un rendimiento histórico promedio.
Acertar si el interruptor del riesgo estará en ON o en OFF durante más o menos tiempo, es pura especulación, alejada siempre de una inversión bien planificada, y te deja a la deriva de los vaivenes del mercado. Una situación, cuanto menos peligrosa.