Un nuevo entorno financiero
Las declaraciones del presidente del Eurogrupo de ayer lunes, pueden doler en la autocomplacencia en la que vivimos en Europa estos últimos años. Es sensato pensar que, para el futuro, no van a ser los contribuyentes los que tienen que pagar todos los platos rotos de la próxima fiesta de la banca, que acabará llegando. Esto es algo que han sentido en sus carnes en España los accionistas de Bankia y los adquirentes de bonos subordinados y preferentes de entidades con problemas.
Salvando que, en muchos casos, los compradores no sabían exactamente lo que compraban, que evidencia la falta de educación financiera de este país, los tenedores de este tipo de activos no se daban cuenta que participaban en los “recursos propios” de un banco y, si todo va bien, pues tienes un buen resultado, pero si va mal, puedes perder dinero, incluso casi todo. Pero en las situaciones vividas en algunos bancos y cajas españolas, hasta ahora, los compradores de bonos “senior” y los depositantes no han tenido ningún problema, y esto no va a seguir siendo así en el futuro.
Hay
grandes verdades en sus palabras: no se puede eliminar el riesgo de invertir en
un banco a costa del esfuerzo de los contribuyentes, al menos en el futuro.
Evidentemente, si queremos un sistema financiero sano, tendrán que gestionar
bien los riesgos quién está asumiéndolos. Si alguien financia a un banco (vía
bonos o depósitos) que puede tener problemas, tendrá un precio distinto. Si
en cualquier escenario crees que siempre recuperarás tu dinero, eso lleva al
sector financiero a tomar decisiones de préstamos no siempre correctas.
En mi opinión, esto es positivo a medio y largo plazo para la
estabilidad del sistema, pero a corto plazo genera incertidumbre entre los
inversores, tanto de bolsa como inversores del activo más seguro hasta ahora,
los depósitos bancarios, no sólo en España, sino en toda Europa. Esta situación
plantea el comienzo definitivo de un nuevo entorno financiero en el que, tanto
entidades como inversores, tendrán que aprender, y rápido, a desenvolverse.
¿Qué
cambios viviremos?
En
cuanto a la inversión en depósitos, las entidades más fuertes en ratios de
capital y mejor gestionadas serán los actores preferentes. Los
inversores tendrán que hacer un ejercicio mayor de conocimiento de la entidad en la que depositan su dinero, sobre
todo a partir de los 100.000 euros. Por tanto, las entidades deben centrarse,
prioritariamente, en fortalecer su capital, sanear sus balances y mejorar su
eficiencia.
Por otro lado, tanto el sector financiero como los gobiernos
deben hacer un enorme esfuerzo en mejorar la educación financiera de los
ciudadanos. Se han dado ya algunos pasos, pero este tipo de formación debe
iniciarse en la educación primaria y secundaria. La economía forma parte, más
que nunca, de nuestras vidas, y conceptos tan simples como el ahorro, la
previsión, el gastar en función de tus ingresos esperados, que la rentabilidad
viene ligada a un riesgo determinado, etc., siguen sin entenderse en el
90% de la población. Esto facilitará que no vuelvan a reproducirse casos como
Afinsa, asumir que una preferente es un depósito, el apalancamiento excesivo de
las familias o la escasa diversificación de su patrimonio, entre otros.
El
inversor, ahora más que nunca, empezará a entender que debe distribuir
su patrimonio en diferentes productos, clases de activos y emisores. El riesgo deberá pagarse, y el tener
productos sin riesgo (por ejemplo un depósito en una buena entidad) se hará a
cambio de afrontar rentabilidades muy reducidas. Eso significa que
probablemente pierda dinero por no poder superar la inflación tras el pago de
impuestos. A medio plazo, los inversores verán la necesidad de trasladar parte
de sus activos invertidos en depósitos hacia activos con más riesgo. Las bolsas
podrían beneficiarse a medio y largo plazo.
Potencialmente, los fondos de
inversión, pensiones y productos de banca-seguros deben de ser las grandes beneficiadas
de este nuevo entorno. Ello obliga a que las entidades ofrezcan un
asesoramiento de una oferta más variada de productos de inversión y de ahorro
con el apoyo de verdaderos expertos. Más que nunca, se necesitan profesionales
con formación y experiencia acreditada que cuenten con el apoyo de equipos de
análisis de productos y estrategia. Las áreas de banca personal, banca privada
y gestión de activos serán el foco estratégico de las entidades en este nuevo
entorno para poder generar ingresos recurrentes y vincular a tu cliente en la
relación bancaria más tradicional, totalmente homogénea entre entidades.
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